Sombra de corrupción y tortura en el penal de La Toma: reo habría sido obligado a pagar “cuotas” antes de morir

Por Redacción
Amatlán de los Reyes, Ver. — La muerte de un interno en el Centro de Reinserción Social (CeReSo) de La Toma ha desatado una tormenta de denuncias sobre presuntos abusos, extorsiones y violencia al interior del penal. El fallecido, identificado como José Roberto Ramírez Rodríguez, fue hallado sin vida la tarde de este lunes 20 de octubre, en circunstancias que las autoridades han calificado como “bajo investigación”. Sin embargo, versiones desde el interior del penal apuntan a una historia mucho más oscura.

De acuerdo con los primeros reportes oficiales, el interno fue encontrado por otros reclusos que alertaron al personal de seguridad al notar que no respondía. Los custodios confirmaron el deceso y dieron aviso a la Fiscalía Regional de Justicia, que acudió al sitio junto con peritos criminalistas para realizar el levantamiento del cuerpo y ordenar su traslado al Servicio Médico Forense (Semefo), donde se practicará la necropsia de ley.
Hasta el momento, la Dirección General de Prevención y Reinserción Social del Estado informó que se abrió una investigación interna para determinar las causas del fallecimiento y detectar posibles omisiones del personal penitenciario.

No obstante, testimonios recabados entre Personas Privadas de la Libertad (PPL) dentro del penal apuntan hacia un patrón de corrupción y abuso sistemático presuntamente encabezado por el comandante de custodios, Rafael Oliva, quien habría impuesto desde su llegada un régimen de cobros ilegales a los internos.
Según las denuncias, aquellos que se niegan a entregar dinero son víctimas de represalias, golpizas y confinamientos prolongados en áreas de castigo. “Desde que llegó, todo cambió. Si no pagas, te golpean o te encierran desnudo sin comida. Muchos ya están cansados, pero tienen miedo”, relató un interno bajo condición de anonimato.

Fuentes internas señalan que José Roberto Ramírez Rodríguez habría sido víctima directa de estos abusos. Tras negarse a pagar la supuesta “cuota de protección”, fue recluido en la estancia 19, un área completamente restringida, donde habría permanecido 20 días en condiciones inhumanas: desnudo, aislado y golpeado.
La presión psicológica, el maltrato físico y la humillación habrían llevado al hombre a quitarse la vida.
Los familiares de reos en La Toma expresaron su indignación y temor por la situación, exigiendo una investigación seria y transparente. “No queremos otro caso que quede impune. Queremos saber la verdad y que se castigue a los responsables”, expresó una mujer que acudió al penal tras conocer la noticia.
Mientras tanto, organizaciones de derechos humanos han comenzado a pedir la intervención de la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH) y del Congreso del Estado, para revisar el funcionamiento interno de los centros penitenciarios de Veracruz, donde las denuncias de corrupción y maltrato no son nuevas.
La muerte de José Roberto Ramírez Rodríguez podría convertirse en un nuevo símbolo del fracaso del sistema penitenciario veracruzano, un sistema que, en lugar de reinsertar, parece castigar hasta quebrar el espíritu de los que están dentro.
El cuerpo del interno permanece en el Semefo en espera de los resultados oficiales de la necropsia, pero dentro y fuera de los muros de La Toma, el rumor ya es voz común: en ese penal, la vida también tiene precio.
Redacción Reportaje Veracruzano