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Ejecutado en Tecamalucan: el silencio de las autoridades retumba más fuerte que los disparos

Acultzingo, Veracruz — Un nuevo capítulo sangriento se escribió este lunes en la carretera federal a Tehuacán, donde el cuerpo de un hombre ejecutado fue abandonado a plena luz del día, a escasos metros del campo deportivo de Tecamalucan. El hallazgo, realizado alrededor de las 9:00 horas tras una llamada anónima al 911, confirma una vez más la impunidad con la que opera el crimen en esta región olvidada por el Estado.

Mientras la ciudadanía vive con miedo, las autoridades apenas atinan a acordonar escenas de horror. Elementos de la Policía Estatal y la Guardia Nacional arribaron al sitio solo para confirmar lo que ya se teme cotidianamente: otra víctima más de la violencia desbordada que consume al centro de Veracruz. Según los primeros informes, el hombre fue asesinado a balazos y su cuerpo arrojado a un costado del camino, como si se tratara de basura.

El cadáver fue trasladado al Servicio Médico Forense (Semefo) de Nogales, donde aún permanece en calidad de desconocido. La Fiscalía General del Estado envió a un perito criminalista para hacer el levantamiento del cuerpo, pero, como de costumbre, no se informó sobre detenidos, líneas de investigación ni posibles móviles.

El escenario no es nuevo para los habitantes de Acultzingo, una zona marcada por el abandono institucional, los cárteles en disputa y una Guardia Nacional que se limita a patrullar cuando ya todo está consumado. ¿De qué sirve el supuesto reforzamiento de seguridad si los cadáveres siguen apareciendo en carreteras transitadas a plena luz del día?

La ejecución de este lunes no es un hecho aislado, sino parte de una espiral de violencia que ha convertido al municipio en tierra de nadie. Y lo más grave: el Estado parece cómodo con ese rol de espectador. Mientras no se rompa el pacto de impunidad, el asfalto seguirá tiñéndose de rojo.

Redacción Reportaje Veracruzano

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