«Los que se juraron lealtad más allá del uniforme»

La impunidad de mandos policiales en Poza Rica revela una red silenciosa de poder que no responde ante la ley… pero sí ante otra estructura.
Por Marco Antonio Palmero Alpírez
En Poza Rica, Veracruz, los escándalos dentro de la corporación policiaca municipal se han vuelto parte del paisaje. Jefes que regresan sin explicación, comisarios que se esfuman antes de ser investigados, abusos que quedan enterrados, y subordinados que no denuncian por miedo. No es una serie de coincidencias: es un sistema cuidadosamente sostenido, bajo códigos que no están en los reglamentos, pero sí en la conciencia de quienes “guardan el orden”.
En esta ciudad, el uniforme es solo una parte del rol. Lo que realmente manda no se ve. Se transmite en gestos, en lealtades selladas y en jerarquías que escapan a la mirada civil. Hay mandos que no responden ante la ley… porque su verdadera obediencia está con un «oriente distinto».
Un patrón de poder encubierto
• El caso Magdaleno Pérez: la ley del silencio
Marzo de 2025. El buscador de desaparecidos Magdaleno Pérez Santes es detenido por policías municipales. Vuelve a casa golpeado, muere pocas horas después. Ninguno de los oficiales principales o señalados fue removido. Ningún jefe fue interrogado. ¿Qué fuerza los protege?
• “Tiburón”, “Panther” y “Lince”: regresan los impunes
Oficiales señalados por extorsiones, acoso y golpizas fueron reincorporados este año. No enfrentaron juicio, ni siquiera proceso administrativo. Sus expedientes fueron “medidos” con otra escuadra.
• El comisario invisible
José Antonio De Luna Hernández renunció a los 45 días como comisario en 2023. La renuncia vino tras hallazgos de cuerpos vinculados a células criminales que operaban con protección de mandos municipales. El caso desapareció, como sus antecedentes. La obediencia, al parecer, no era solo institucional.
• Quirino Camacho y el negocio de la ley
El encargado jurídico fue denunciado por exigir pagos de hasta 30 mil pesos por liberar detenidos. No hubo castigo. Hubo silencio. Una vez más, el velo cayó antes que la justicia.
Lealtades que no cruzan por la comandancia
En Poza Rica, algunos mandos policiales no responden a la cadena de mando oficial, sino a otra más antigua, más discreta, más comprometida. Son parte de una estructura donde las órdenes no vienen de Palacio ni de Seguridad Pública, sino de círculos cerrados, donde la palabra dada pesa más que cualquier reglamento:.
Hablan en claves, se identifican con un gesto sutil, un saludo distinto. No necesitan pactos escritos, porque ya están unidos por un juramento que los obliga incluso a cubrir el delito, si el autor es un “hermano”.
El pueblo sí los ve, pero no los toca
Mientras la población sufre abusos, robos institucionalizados y detenciones arbitrarias, los responsables ascienden, se cubren entre ellos, y gozan de protección externa. Nadie explica por qué los más señalados son los más promovidos. Pero todo tiene sentido si se considera que la ley que los guía no es la ley civil, sino lo invisible.
Reflexión final
No se trata de una corporación podrida. Se trata de una red de poder paralela incrustada en el sistema de seguridad. Una red que opera bajo un código de silencio, protección y jerarquía vertical… y que solo responde ante sí misma.
Poza Rica no necesita una nueva policía. Necesita cortar los lazos de lealtad que unen a los impunes más allá del uniforme. Porque mientras sus guardianes respondan a otra luz, el pueblo vivirá en la oscuridad.
Redacción Reportaje Veracruzano