“Orizaba, la ciudad bonita… con la justicia podrida”: Policía municipal y fiscales bajo la lupa por presunto abuso contra taxista

Por: Redacción Reportaje Veracruzano
Orizaba, Ver.— La postal de “ciudad modelo” se desmorona. Detrás del maquillaje turístico y los jardines impecables, emergen las grietas de un sistema policial y judicial que —según denuncias— pisotea derechos humanos con impunidad y arrogancia.
José Antonio Camarillo, taxista orizabeño, rompió el silencio y acusó públicamente al director de la Policía Municipal, Mauricio Sosa, y a las fiscales Xóchitl Jazmín Strafon Santos y Tomasa Patricia Márquez Canela, de orquestar un atropello legal en su contra tras un accidente vial ocurrido el pasado 1 de octubre.

Según su testimonio, el hecho fue tan simple como cotidiano: su taxi estaba estacionado en la calle Oriente 7 cuando un motociclista —intentando rebasar por la derecha en una vía de un solo carril— perdió el control e impactó otro vehículo. Sin embargo, el motociclista lo acusó falsamente de haber abierto la puerta, y ahí comenzó su calvario.
Camarillo fue detenido, incomunicado y retenido durante tres días por la Policía Municipal de Orizaba, sin acceso a abogado ni contacto con su familia. “Por más de 15 horas no me dieron comida ni agua. Sobreviví gracias a otros detenidos que me compartieron un poco de lo suyo”, relató.
La tortura del silencio y la sed —en pleno siglo XXI y en una ciudad que presume orden y civilidad— desnuda una realidad incómoda: la justicia local no huele a ley, sino a podredumbre institucional.
El propio afectado aseguró que los oficiales justificaron su brutalidad alegando “órdenes superiores” de las fiscales mencionadas. “Orizaba es una ciudad bonita y segura, pero no puede tener un director de policía tan ineficiente, que se presta a los caprichos de dos mujeres que, lejos de procurar justicia, violan nuestros derechos y el debido proceso”, sentenció Camarillo con rabia contenida.
Lo que debía ser un trámite de tránsito se convirtió en una celda sin comida ni agua, sin derechos, sin voz. Un pequeño infierno dentro del paraíso que tanto presume el alcalde y su cuerpo de seguridad.
El denunciante pidió la intervención directa de la gobernadora Rocío Nahle, solicitando una investigación a fondo sobre los abusos que —dice— corroen el interior de la Fiscalía Regional de Orizaba. “No deje que el prestigio de su administración se manche con la impunidad y los abusos de poder”, clamó.
Hoy, la pregunta retumba en los cafés del Valle de Orizaba:
¿cuántos más han sido callados por el miedo y la arbitrariedad de una autoridad que se siente intocable?
Porque detrás del eslogan de “Orizaba, ciudad de las aguas alegres”, se esconde el agua turbia de una justicia que, cuando quiere, ahoga al inocente.
Redacción Reportaje Veracruzano