¿Venganza o advertencia? Otra vez incendian instalaciones de “Grúas Amarillas” en Acayucan; van tres ataques en menos de seis meses

Acayucan, Ver.— La noche del miércoles 21 de julio, un nuevo incendio volvió a poner en la mira a la empresa “Grúas Amarillas”, luego de que una unidad fuera consumida por el fuego dentro del corralón ubicado sobre la calle Enríquez, en la colonia La Palma. Aunque no se reportaron personas lesionadas, el hecho ha encendido las alarmas por el inquietante patrón de agresiones que ha sufrido esta empresa en lo que va del año.
Fue gracias a la rápida intervención de trabajadores que se percataron del siniestro y dieron aviso a las autoridades. En cuestión de minutos, elementos de Bomberos y Protección Civil arribaron al sitio para controlar las llamas y enfriar la zona, evitando una tragedia mayor. También se presentaron elementos de la Policía Estatal para asegurar el perímetro e iniciar las primeras diligencias.
Aunque de manera preliminar se mencionó un posible corto circuito como causa del incendio, la historia reciente obliga a considerar otra hipótesis mucho más perturbadora: un nuevo ataque deliberado.
Y es que el pasado 31 de enero, el mismo corralón fue atacado con una bomba Molotov, generando graves daños materiales. Aún más inquietante, una semana antes de ese atentado, la casa del dueño de Grúas Amarillas fue blanco de otro ataque incendiario. En ninguno de estos eventos se ha detenido a responsables, y las investigaciones oficiales han avanzado a paso lento, casi inmóvil.
Este tercer incidente en menos de seis meses no solo deja en evidencia un patrón violento contra la empresa, sino que también plantea preguntas urgentes:
- ¿Quién quiere ver arder a Grúas Amarillas?
- ¿Se trata de un conflicto empresarial, una disputa criminal o una advertencia disfrazada de “accidente eléctrico”?
El silencio de las autoridades solo alimenta la sospecha de que estos ataques tienen un trasfondo más turbio de lo que se quiere aceptar. La falta de resultados en las investigaciones anteriores sugiere una preocupante impunidad que convierte a este corralón —y quizá a su dueño— en blanco fácil.
Vecinos de la colonia La Palma, aún consternados, señalan que temen por su seguridad, ya que esta escalada de violencia puede llegar a poner en riesgo a personas inocentes.
Mientras las llamas se apagan con agua, las preguntas siguen ardiendo. ¿Hasta cuándo se permitirá que el fuego sea el lenguaje de quienes quieren silenciar, amedrentar o destruir?
Reportaje Veracruzano