“El Pirata” hundido en la corrupción: remodelación del estadio deja un presunto daño patrimonial de más de 160 millones de pesos en Veracruz

Xalapa, Ver.– Lo que fue vendido como una obra emblemática de la administración de Cuitláhuac García Jiménez hoy se exhibe como un monumento al despilfarro: la remodelación del estadio Luis “El Pirata” Fuente arrastra un presunto daño patrimonial de más de 160 millones de pesos, según el Informe de la Cuenta Pública 2024 del Órgano de Fiscalización Superior (Orfis).
La obra, ejecutada por el Instituto de Espacios Educativos, no solo consumió 1,694 millones de pesos en tres etapas, sino que terminó plagada de irregularidades:
- Costos inflados y diferencias en volúmenes de obra.
- Deficiencias técnicas que van desde gradas sin continuidad hacia accesos hasta barandales mal instalados.
- Problemas de isóptica que afectan la visibilidad del público, haciendo del estadio una mole costosa pero deficiente.
- Cuatro torres con tuberías de PVC inadecuadas para exteriores, filtraciones en módulos comerciales hechos con contenedores y fracturas en el estacionamiento.
- Fosas de seguridad mal diseñadas y pantallas electrónicas sin acceso para mantenimiento.
La lista es tan larga como indignante: un cúmulo de errores constructivos que contradicen el costo multimillonario de la obra y exhiben un patrón de improvisación, negligencia y —posiblemente— corrupción.
Bonos, deuda y maquillaje financiero
Aún más grave: el Orfis reveló que las ampliaciones presupuestales para la remodelación se financiaron con bonos cupón cero, un esquema de deuda heredado de gobiernos anteriores, pero utilizado ahora como salvavidas financiero. Aunque la Auditora General, Delia González Cobos, intentó suavizar el impacto diciendo que “la deuda bajó”, lo cierto es que se generó un movimiento de pasivos que compromete las finanzas estatales a mediano plazo.
El uso de este instrumento será revisado en la Cuenta Pública 2025, lo que significa que todavía falta por conocerse el verdadero tamaño del boquete que dejó esta remodelación.
Empresas a modo y sospechas abiertas
La Auditoría también confirmó que las empresas contratadas fueron revisadas por el Órgano Interno de Control y la Contraloría, pero muchas ni siquiera eran veracruzanas. La legalidad de su registro no borra la duda: ¿por qué se privilegió a compañías externas para una obra que debía beneficiar también a la economía local?
Un estadio nuevo… con grietas viejas
La supuesta joya de infraestructura deportiva de Veracruz nació marcada por la opacidad. Mientras se pregona que “la deuda bajó”, los veracruzanos tendrán que convivir con un estadio que no resuelve ni lo básico: filtraciones, visibilidad deficiente y fallas en seguridad estructural.
Lo que debía ser un símbolo de orgullo es hoy el emblema de cómo la corrupción y la ineptitud pueden manchar hasta el futbol. Y lo peor: 160 millones de pesos que hoy figuran como presunto daño patrimonial son apenas la punta del iceberg de un gasto público que huele más a negocio turbio que a inversión social.
El Pirata no resucitó: lo hundieron en cemento, sobrecostos y negligencias.
Redacción Reportaje Veracruzano