Represión con gas lacrimógeno en Tabasco: Gobierno desaloja a obreros del Ingenio Benito Juárez en la Cárdenas–Coatzacoalcos

La protesta de los trabajadores del Ingenio Benito Juárez terminó convertida en un violento desalojo que exhibe, una vez más, el rostro autoritario del poder en Tabasco. La tarde de este martes, elementos de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana irrumpieron en el kilómetro 105 de la carretera Cárdenas–Coatzacoalcos, donde los obreros mantenían bloqueado el paso para exigir la liberación de sus dirigentes sindicales.
La respuesta del Estado fue inmediata y brutal: gas lacrimógeno contra campesinos y obreros que reclamaban justicia. No hubo diálogo, no hubo negociación; solo la imposición de la fuerza para abrir el tránsito a costa de la salud y seguridad de los manifestantes.

El bloqueo había afectado el transporte de carga, de pasajeros y a decenas de automovilistas particulares, pero la pregunta de fondo es inevitable: ¿por qué el gobierno es incapaz de resolver conflictos laborales en las mesas y termina reprimiendo con gases a quienes se atreven a levantar la voz?
Las autoridades celebraron la “liberación” de la vía federal y el restablecimiento del tránsito en ambos sentidos, mientras mantienen un cerco de vigilancia en la zona para impedir que los inconformes regresen. Pero la herida ya está abierta: Tabasco respondió con gas a un reclamo obrero que exige respuestas, no represión.

Lo que se ventiló en la carretera no fue solo un conflicto sindical, sino la cruda demostración de que la voz del trabajador sigue siendo un estorbo incómodo para el poder cuando se organiza y reclama.
Redacción Reportaje Veracruzano