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¿Justicia deportiva o capricho político? Cuitláhuac y Lima Franco dejaron morir a los Tiburones Rojos, pero derrocharon casi 2 mil millones en estadio

Por: Redacción de Reportaje Veracruzano

Veracruz, Ver., 17 de julio de 2025.
Mientras el corazón de miles de veracruzanos se sigue desangrando por la desaparición de su equipo de fútbol, los Tiburones Rojos, el exgobernador Cuitláhuac García Jiménez y su entonces secretario de Finanzas, José Luis Lima Franco, decidieron ignorar el llamado popular, negándose a pagar una deuda de apenas 96.8 millones de pesos que hubiera salvado la franquicia… pero sí desembolsaron 1,900 millones de pesos para rehabilitar el estadio Luis “Pirata” Fuente, hoy convertido en un elefante blanco con butacas nuevas.

El periodista deportivo Antonio López reveló con documentos notariales —expedidos por la Notaría Pública número 67 del Estado de México— que el pasado 4 de diciembre de 2019, los Tiburones fueron oficialmente desafiliados de la Federación Mexicana de Fútbol. En el acta, se precisa con claridad que la deuda era manejable:

  • 83.5 millones de pesos por cuotas, arbitraje y resoluciones FIFA
  • 710 mil dólares por un proceso ante la Comisión de Conciliación y Resolución de Controversias

Nada cercano a los escandalosos 900 millones de pesos que el propio gobierno estatal hizo circular en medios y pasillos políticos para justificar su omisión.
Una mentira institucionalizada que sirvió de coartada para no mover un dedo por el equipo más representativo del estado.

¿Ignorancia, desdén o cálculo político?

Hoy sabemos que la deuda no generaba intereses. Es decir, se pudo pagar en cualquier momento, con voluntad política. Pero no hubo tal.

¿Por qué?
¿Qué motivó a García Jiménez y Lima Franco a dejar que el equipo muriera por inanición administrativa?
¿Por qué se eligió tirar casi 2 mil millones de pesos en un estadio vacío, sin fútbol profesional, sin afición, sin proyecto?

Las preguntas son múltiples, las respuestas brillan por su ausencia.

El insulto de la simulación

Rehabilitar el estadio sin un equipo es como reconstruir un teatro sin actores.
¿Fue acaso una obra pública más para engordar contratos, alimentar constructoras amigas y cumplir cuotas del poder?

El gasto exorbitante en el estadio Luis “Pirata” Fuente no resucitó al equipo ni generó empleos permanentes. Solo endulzó discursos y permitió cortar listones en plena temporada electoral.
Una afrenta al sentido común.
Una burla al pueblo jarocho.

A seis años de la traición

Mientras otros estados como Sinaloa, San Luis y Mazatlán invierten en proyectos deportivos integrales —equipo, estadio, fuerzas básicas—, Veracruz optó por el abandono, la indiferencia y el derroche.

Hoy, la deuda sigue intacta, como testigo mudo de un sexenio que pudo salvar al Tiburón y decidió dejarlo hundirse.

Cuitláhuac y Lima Franco tuvieron en sus manos la resurrección del fútbol veracruzano, pero prefirieron una operación mediática y millonaria sin contenido.
Y lo más grave: con dinero público.


Redacción Reportaje Veracruzano

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